Thursday, March 4, 2010

Reflexiones sobre M

La novela Ulises de James Joyce, ha sido considerada como una de las más importantes del siglo XX y quizás como la de mayor influencia en el mundo occidental. Entre los tres personajes mayores de la novela, Stephen Dedalus, Leopold Bloom y Molly Bloom, este último ha sido el que mayor controversia ha suscitado desde su aparición, por ser la primera vez que en una novela, una mujer expresa con tal desenfado, sin cortapisas ni censuras sus propios sentimientos en relación con sus experiencias frente a los hombres, a su sexualidad y en general a las memorias de su propia vida. No podemos hacer una reseña del personaje de Molly Bloom, sin hacer unas cortas referencias a su contraparte en el mundo antiguo, a su alter ego, a su correlato en la Odisea de Homero, a Penélope, la fiel esposa que esperó pacientemente por 20 años el regreso de Odiseo, el personaje central de la Odisea de Homero, que sirvió a Joyce como referente fundamental y estructural de su novela. Vale la pena anotar que Joyce tomó el nombre de la versión latina de la Odisea, en la cual él es Ulises, de quien todos sabemos, fue el cerebro maestro de la guerra de Troya.
Hagamos entonces un pequeño resumen: el último capítulo de la novela de Joyce toma su nombre de la esposa de Ulises, Penélope, quien permaneció fielmente en su hogar de Ithaca esperando su regreso, mientras un sinnúmero de pretendientes la presionaban para casarse con ella, consumían sus alimentos, abusaban de la servidumbre y amenazaban de muerte a su hijo Telémaco. En el Ulises de Joyce, por el contrario, la encarnación de Penélope en el Dublín del siglo XX; Molly Bloom, no es fiel en absoluto, está entreteniendo a su amante Boylan, mientras su esposo Leopold Bloom, el Ulysses joyciano, recorre la ciudad de Dublín incansable durante las horas del día el 16 de Junio de 1904. Esta Molly difícilmente parece encarnar a la fiel Penélope, quien habla solamente de su aspiración de ver a Ulises de nuevo, Molly, en cambio, genera una catarata de palabras, muchas de ellas ambiguas. Descansando en la cama con Leopold Bloom en las horas del amanecer, ella piensa y recuerda todas las cosas que ha hecho en su vida y todo lo que ha experimentado y sentido cada vez que ha conocido un hombre. En un ejercicio de flujo de conciencia, su monólogo constituye un texto sin inhibiciones y algunas veces contradictorio en si mismo, el cual, poco a poco nos conduce a los pensamientos de ella acerca de su esposo, Leopold Bloom, para enterarnos finalmente, que lo prefiere por encima de su amante Blazes Boylan. Aunque ella ansía otra dosis de la clase de excitación sexual que Boylan le ha provocado, Leopold Bloom sigue siendo para ella el único hombre que ha conocido y que la ha entendido totalmente, tanto así que termina su monólogo con las memorias de la primera vez que tuvieron una relación sexual. Lo que hay que entender entonces es que Molly Bloom es la Penélope del siglo XX, por supuesto, la encarnación de la antigua en un nuevo contexto histórico.
Las claves para entender el salvaje y abierto monólogo nos obligan a reflexionar sobre el papel histórico, social y psicológico del personaje. La intención del autor, James Joyce, de presentar los grandes conflictos de la historia universal a través de lo acaecido a un solo ser humano, pero también una actitud ante la vida. Una de esas claves esta dada por la utilización de la primera y la última palabra del texto, la cual es "sí". El flujo de pensamiento de Molly comienza y termina con la palabra "sí", en inglés "yes". Eso nos permite observar que la voluntad de Joyce y del personaje es definitivamente la de afirmar la vida, hay una expresa afirmación de que vale la pena vivir.
A pesar del tono contradictorio de esas experiencias y memorias, el balance es positivo.
-Aunque el texto del monólogo consta de sólo ocho "oraciones", el promedio de cada oración es de 5 páginas por cada una. Esta manera narrativa es totalmente innovadora desde el punto de vista literario y es prácticamente una revolución estilística en marcado contraste con el lenguaje lineal, formal y disfrazado de la literatura anterior, especialmente el romanticismo del siglo XIX y por supuesto, la era victoriana.
Al contrario del estilo "catequista"(*) del capítulo 17 que se mueve por una sucesión de comienzos y paradas, de preguntas y respuestas, en éste último, Molly Bloom habla como en un flujo de pensamiento continuo donde no hay puntuación por aproximadamente 45 páginas. Aparte de la referencia de Molly a su periodo menstrual, el único punto del monólogo está al final.
Aunque muchos críticos han presentado a Molly como la Madre Tierra, para defenderla de aquellos que la acusan de tener pensamientos "horribles", encontramos que no es necesariamente un manantial de fecundidad aunque tiene una hija. Pero sus defensores han encontrado que esta Penélope moderna del Dublín del siglo XX es la encarnación de una nueva valorativa de la mujer, donde se recupera el concepto de Madre Tierra por cuanto la trascendencia de la "psique femenina" hasta entonces sometida a la opresión y al desconocimiento de sus posibilidades, aparece como una fuerza totalmente renovadora en el planeta alcanzando un nuevo nivel de comprensión y conceptualización de la historia y de la vida misma.
Al final del capítulo ella yace recostada de medio lado en la actitud de "Gea-Tellus", de Madre Tierra, plena, madre nutricia, nodriza de los niños, generadora de semillas. La menstruación y la orina, que suceden en medio del monólogo, nos indican la fuerza de la naturaleza como la lluvia o las cataratas. Este complejo y a veces enrevesado manojo de contradicciones del monólogo de Molly Bloom, ha sido considerado como el mayor logro de la literatura universal. Por primera vez en una novela, un personaje femenino orina y menstrua en medio de un texto literario que es la franca representación de sus memorias y el intento optimista por poner en orden los recuerdos de sus experiencias con los hombres que han pasado por su vida, de lo que ha sentido y experimentado y de la manera como ha asimilado esas experiencias que han sucedido en diferentes circunstancias a lo largo de su existencia. De una manera franca y abierta, una mujer rompe con los prejuicios sociales y religiosos con los que han sido reprimidas y dominadas todas las mujeres en la historia por el poder absoluto y autoritario de los hombres basados en estereotipos muy convenientes a los opresores. El monólogo de Molly Bloom es un manifiesto de la liberación femenina, una afirmación de sus derechos humanos, de su sensibilidad, de su inteligencia y de su sexualidad. Hay una correspondencia implícita del personaje de Molly Bloom con las grandes corrientes de pensamiento que influyeron y determinaron el curso de la historia y del pensamiento occidental en la mayor parte del siglo XX. Esas corrientes son el psicoanálisis de Sigmund Freud, el marxismo y la fenomenología de Edmund Husserl y Martín Heidegger.
El Ulises de Joyce ha sido una de las obras literarias que más influencia han tenido en todas las demás artes durante el siglo XX. Hay una correspondencia clara con la obra de pintores como Egon Schielle, Balthus (Batltassar Klossovski de Roland) y el mismo Salvador Dalí y en el cine, no podemos negar la influencia de las técnicas joycianas en muchas obras maestras del séptimo arte pero especialmente sobre el periodo conocido como el realismo italiano de Vitorio de Sica, por ejemplo, entre otros.
En las grandes novelas del siglo XIX como "Orgullo y prejuicio" de Jane Austen y "Grandes esperanzas" de Charles Dickens hay una trama con un desarrollo y un final. Hay personajes que nacen y mueren y una solución como en el caso de "orgullo y prejuicio" donde los personajes se casan con hombres gentiles y ricos, igualmente en la novela de Dickens hay una conclusión a las aspiraciones de los personajes. He aquí, la gran diferencia, la novela joyciana viene a ser una especie de fresco hiperrealista, experimentando con todos los estilos narrativos, con tiempos simultáneos y sobre puestos, conocemos los personajes profundamente desde el fondo de sí mismos, pero donde nada queda resuelto. Es simplemente la vida como la llevamos en un permanente presente que se repite de diversas maneras cada nuevo amanecer en un entorno atávico con nuestros prejuicios sociales, religiosos y políticos donde todos seguimos siendo exilados de un mundo del eterno retorno.
Sin duda el modelo de Joyce para su inmortal monólogo fue su compañera de toda la vida, Nora Barnacle. El 16 de Junio de 1904, día en que suceden todos los hechos de la novela, es la fecha de la primera cita de Joyce con ella; el capítulo 4 en el que recrea las escenas de Circe, la encantadora de la que Ulises fue prácticamente esclavo, se refieren directamente a Molly Bloom y por extensión a Nora. La vida que llevaron juntos durante 36 años es una de las más intensas e interesantes en la historia de la literatura, y aunque ella afirmó en alguna ocasión que Joyce "no tenía ni idea de las mujeres", queda claro que se pasó la vida tratando de recrear la historia universal, en buena parte, observando a Nora. No en vano se ha dicho, que la novela "Ulises" ha sido "un bello regalo de amor". En síntesis, El Ulises de Joyce en su conjunto y especialmente el monólogo de Molly Bloom constituyen un triunfo de la imaginación.
(*) El catecismo del Padre Astete, por ejemplo, con el cual nos enseñaron la religión católica. Pregunta: -Soy cristiano? Respuesta: -Sí. Por la gracia de Dios?...etc, etc.

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